El análisis de ADN de Emanuel Retamar (37), el único detenido por el crimen de Brenda Arnoletto (24), coincide con los restos genéticos hallados en el cuerpo de la 
víctima.

El ataque sexual y posterior asesinato se produjo a fines de noviembre del año pasado en la población de Pozo del Molle, una localidad de seis mil habitantes ubicada en el departamento Río Segundo, distante a unos 170 kilómetros de la ciudad de Córdoba.

Con el último informe genético, se solidifica la imputación en contra del acusado, según lo confirmó en las últimas horas el fiscal de instrucción de Villa María, 
René Bosio.

Según se informó a nivel oficial, el material genético fue obtenido en el cadáver de la joven y en rastros de pelos encontrados en un allanamiento realizado en la casa de Retamar.

El hombre, oriundo de Santa Fe, estaba viviendo en un tambo de la comuna de Trinchera, entre Pozo del Molle y Las Varillas. Era trabajador golondrina.

El hombre tenía antecedentes por abuso sexual y robo y había llegado poco tiempo antes del crimen al campo donde estaba trabajando.

Retamar está detenido desde el 30 de noviembre de 2016, dos días después de ocurrido el asesinato que conmocionó a Pozo del Molle.

En declaraciones a FM Top, el fiscal Bosio dijo que, por los testimonios tomados y las pruebas reunidas, él no tenía dudas de que Retamar era el autor del crimen.

“Esta prueba genética lo corrobora”, señaló.

El funcionario judicial indicó que el paso siguiente será pedir la elevación a juicio oral, lo que dará por terminada la etapa de instrucción del proceso.

Al momento de ser detenido, Retamar había confesado el crimen a un grupo de policías, versión que luego ratificó ante el fiscal.

No obstante, para la causa era clave robustecer el cúmulo de pruebas que existían en torno a él. Este último informe terminó por dejar prácticamente cerrada la instrucción, de acuerdo con lo que adelantó Bosio.

El caso

Brenda fue atacada durante la noche del lunes 28 de noviembre del año pasado, cuando caminaba por un sector muy utilizado para hacer gimnasia.

De acuerdo con la reconstrucción judicial, el asesino se escondió detrás de un árbol y la arrastró hasta una construcción (dos paredes que forman un pasillo), donde abusó de ella y la mató.

El cadáver fue hallado el martes a la mañana por vecinos que también habían salido a caminar por ese sector.

Según la acusación, la 
noche que Brenda fue asesinada se cruzó al menos tres veces con Retamar.

La joven había salido a caminar por una zona iluminada, entre las 22 y las 23 de aquel lunes.

La autopsia determinó que fue violada y luego asesinada.

La causa eficiente del deceso fue “asfixia por estrangulamiento”.

Bosio dijo que la joven intentó defenderse, ya que tenía dos uñas de los dedos de sus manos quebradas.

El acusado

En 2001, Retamar ya había sido condenado a ocho años y seis meses de prisión por robo calificado, hurto y defraudación, según lo determinó la Justicia de la provincia de Santa Fe

En 2008, otra vez en libertad, fue procesado por abuso simple, y en 2012, condenado a cuatro años de cárcel por abuso agravado por el uso de arma, en grado de tentativa.

Recuperó la libertad en junio de 2014.

Ahora es acusado de homicidio criminis causae (se aplica esta figura penal cuando se mata para lograr impunidad en otro delito, en este caso la violación) y femicidio, lo que prevé la pena de prisión perpetua.

Asesinato y polémica

El día después. El caso generó conmoción y abrió un debate intenso. Brenda Arnoletto tenía 24 años. Trabajaba en un local de ropa ubicado cerca de su casa. Después del crimen, hubo manifestaciones y se generó una intensa controversia ya que vecinos y hasta funcionarios políticos propusieron un registro de antecedentes de los trabajadores golondrina que llegaran a ese pueblo ubicado a 55 kilómetros de Villa María, por la ruta nacional 158. “La principal medida que tomamos es solicitarle al Registro Civil que, ante cualquier cambio de domicilio de una persona que no sea de Pozo del Molle, se le solicite el registro de antecedentes”, dijo el secretario de Gobierno, Joaquín Ibarra.

*Especial

Fuente: La Voz del Interior