A 41 años del Golpe del 24 de Marzo de 1976 continuamos escribiendo la historia. Esa historia que comenzó cuando militantes, estudiantes universitarios, docentes, periodistas, seminaristas, sindicalistas, trabajadores, artistas e intelectuales intentaron darle un giro hacia la igualdad a una sociedad escandalosamente desigual. Aquella revolución aplastada desde las órbitas más elevadas del poder económico concentrado, con sede en Estados Unidos, que no tardó en organizarse a través de planes siniestros como la Operación Cóndor para ejercer el Terrorismo de Estado en los países latinoamericanos. Y adiestrar a militares para secuestrar, torturar y asesinar a 30.000 personas, en el caso de nuestro país, que a pesar de todo se siguió llamando “República Argentina”, aunque el poder Ejecutivo se adueñó de los otros dos para cometer crímenes sin obstáculos. Y entonces comenzó el proceso de ocultamiento de la verdad. La historia oculta. La prensa reprimida, la prensa asesinada, la prensa exiliada y la prensa cómplice. Pero hubo algunos indicios de verdad, un poco de luz entre tanta oscuridad: las madres de Plaza de Mayo, en su habitual ronda, que en su búsqueda angustiosa y desesperada, con los años devenida en búsqueda de Justicia, dejaban ver al país y al mundo que en Argentina estaba desapareciendo gente. Tuvo que volver la democracia para que comenzara a escribirse nuevamente la historia, a correrse el velo, a develarse muy lentamente la verdad. Comenzó con ímpetu con la conformación de la CONADEP y su informe NUNCA MÁS; el Juicio a la Junta Militar en el Gobierno de Alfonsín para penalizar a los autores de los crímenes de lesa humanidad; sin embargo se discontinuó la búsqueda de verdad. Pronto llegaron las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, sancionadas en el Gobierno de Alfonsín, que habilitaron a Menem a indultar a los genocidas. Sin cambios durante la presidencia de De la Rúa, hasta que el presidente Néstor Kirchner, promovió la declaración de la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final por parte del Congreso de la Nación. Luego, en el año 2005, la Corte Suprema de Justicia de la Nación proclamó la inconstitucionalidad de esas leyes, dando paso así a la reapertura de las causas judiciales. Los sucesivos gobiernos de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner profundizaron este proceso, permitiendo los juzgamientos para que la parte de la verdad develada acerca de los atroces crímenes de la Dictadura tuviera condenas efectivas, para que las Madres, las Abuelas, los Hijos, los Nietos y sobre todo los 30 000, comenzaran a tener Justicia. Es bueno recordar la historia para ver que hay un importante camino recorrido, pero ésta es una historia que todavía se está escribiendo. Faltan nietos por restituir, crímenes por juzgar y verdades por develar. Por eso, la Memoria sigue viva, para seguir luchando por la VERDAD y la JUSTICIA.
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