Lejos aún de terminar de armarse, el rompecabezas de la investigación por el trágico tiroteo en Nueva Córdoba continúa sumando nuevas piezas.
En las últimas horas, el domicilio y el lugar de trabajo de una empleada judicial fueron allanados y ella quedó en la mira como sospechosa de brindar cobertura a su hermano, el último prófugo que tiene esta historia: Ariel Rodríguez Murúa (45).
Según trascendió de fuentes que siguen el caso de cerca, el lunes último el fiscal de Distrito 1 Turno 4, Rubén Caro, ordenó dos allanamientos en el domicilio particular y en la oficina laboral de la mujer, ambos en el interior provincial.
Al no estar imputada todavía, los informantes fueron cautos tanto en brindar su identidad como en señalar la fiscalía en la que trabaja.
De todos modos, trascendió que se trata de una sede judicial de una ciudad ubicada a pocos kilómetros de la capital cordobesa. Allí, a los investigadores les llamó mucho la atención el hallazgo de dos teléfonos celulares que estaban guardado en un cajón de su escritorio.
En la casa de la mujer se secuestraron otros cuatro teléfonos y se incautó un auto Ford Focus gris, sobre el que pesaba un pedido de secuestro ordenado en abril en el marco de esta causa.
El rodado está a nombre del padre del prófugo, con autorización y uso por parte de Ariel Rodríguez Murúa, de acuerdo con lo que surge de los registros de la Municipalidad de Córdoba.
También figura que sobre el rodado constan varias multas impagas.
Paralelamente, desde la fiscalía se libraron otras órdenes de allanamiento en la ciudad de Córdoba y en localidades cercanas en procura de dar con el buscado o, en su defecto, de encontrar algún dato que permita llevar a los policías hacia su escondite.
Fuente: La Voz del Interior
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