¿Por qué seguimos con los relatos algunos salvadores y otros apocalípticos? ¿Por qué seguimos creyendo en los mesías salvadores que llegan con la fórmula única para salvar la República? (¿Volveremos a ungir a un "nuevo mesías" en diciembre, al que le entregaremos el país para que aplique "su fórmula" que nos hará salir, esta vez sí de verdad, de la crisis....)  Más de lo mismo pero en distinto envase.

¿Quién es el cínico, que anda suelto, que cree que ahondando "la grita" gana la democracia argentina?

Volvemos a confirmar que nuestra primera gran crisis es ética, de principios y valores mínimos, porque hemos puesto las "ideas" por encima de la realidad, porque la parte nos impide ver el "todo".

Nuestras conciencias se eclipsan debido al fanatismo de las ideologías que se nos quiere imponer, por un lado o por el otro, mientras la realidad pasa por la vereda del frente.  Tal es la ceguera en la que caemos que un diputado tiene 35 empleados a su disposición y nos es indiferente el hecho y el "recorte no los recorta". Ni se acerca la tijera a esa falda.

¿No se dan cuenta que habemos muchos que ya estamos extenuados y saturados con este maquiavélico juego que ellos juegan y que nos imponen jugar y tomar partido a nosotros? ¿Ésta es la democracia que hemos construido en estos 36 años?  ¿No existe un modelo de organización de país que nos incluya en verdad a TODOS? Yo no quiero nada de estas cosas, nunca más.